Puertos marítimos: expuestos y vulnerables al cambio climático global

 EL CANAL MARÍTIMO Y LOGÍSTICO

 5 julio, 2024

Alexander Eslava
Consultor Portuario – Especialista en Logística Internacional

Durante siglos, los puertos marítimos han desempeñado un papel fundamental a la hora de conectar regiones del mundo, apoyando las economías y el intercambio de productos básicos. Son parte de un sistema de transporte marítimo, que incluye vías navegables, puertos secos y conexiones terrestres intermodales que facilitan el flujo logístico de mercancías.

Son nodos cruciales en la cadena global de suministro (CGS) y en la cadena global de valor (CGV); son puertas de entrada críticas para el acceso a los mercados globales; no son impulsores de la globalización, por el contrario, han reaccionado a las fuerzas que configuran los patrones del comercio mundial.

Al mismo tiempo, están particularmente expuestos y vulnerables a peligros del cambio climático global (CCG): aumento del nivel del mar y del nivel freático, aumento de la temperatura y de precipitaciones/escorrentía, aumento de olas, del viento, y aumento de la salinidad y de la humedad.

Esto es debido a su ubicación a lo largo de costas abiertas o en estuarios y deltas bajos que los hacen susceptibles a los impactos del aumento del nivel del mar, las marejadas ciclónicas, las olas y los vientos, así como a la alimentación fluvial y pluvial. Además de causar daños a la infraestructura, el CCG afectará las operaciones logístico-portuarias y la cadena global de transporte, provocando grandes perturbaciones y retrasos, e importantes pérdidas económicas relacionadas con el comercio global.

El aumento en el nivel medio y extremo del mar causarán inundaciones en las costas y en los puertos marítimos, especialmente en las costas del Noroeste de Europa, el Noroeste de América y el Sudeste asiático, así como las de los pequeños Estados insulares en desarrollo, que se verán muy afectados.

Las inundaciones recurrentes en los puertos marítimos debido a eventos extremos inutilizarán los sistemas y redes de transporte mientras dure el evento, causará daños a terminales, centros de carga, áreas de almacenamiento, patios de contenedores, centros de distribución, puertos secos, plataformas modales-intermodales e interrumpirá las cadenas de suministro durante períodos largos.

El embate de olas extremas causará erosión costera, desbordamiento de las defensas portuarias, inundaciones en los muelles; la agitación de las olas en el puerto (mar de leva extremo) limitará el acceso y el manejo de embarcaciones, y la operación de atraque aumentará debido al CCG.

Los vientos extremos (tropicales) causarán fallas en la infraestructura e interrupciones operativas debido a cambios de sedimentación en dársenas y canales de acceso, por escombros generados por el viento, por derrumbe de pilas de contenedores, así como poner en peligro las operaciones de atraque y de transferencia de carga (carga/descarga).

La duración de las olas de calor planteará desafíos sustanciales para la seguridad y la salud de los estibadores y cruceristas. Pondrá en peligro la salud humana, degradará las áreas pavimentadas del puerto, provocará grietas y derretimiento del asfalto, daños en los puentes, pandeo de las vías del tren y restricciones de velocidad, así como fallas en los equipos y aumentará las necesidades de energía y los costos de refrigeración y/o de aire acondicionado.

Las fuertes lluvias afectarán gravemente los puertos marítimos y a la infraestructura de transporte que los conecta. La intensidad pluvial y fluvial dañará la integridad estructural de la infraestructura, disminuirá la maniobrabilidad de esclusas y embarcaciones, y en efecto, causará accidentes en las vías de conexión debido a la mala visibilidad y menoscabos a las vías. Los ferrocarriles de conexión se verán afectados debido a fallas en los equipos y en las vías férreas, colapso de puentes/terraplenes, derrumbes de pasos a nivel y alcantarillado, hundimiento de túneles, obstrucciones de vías, deslizamientos de tierra y accesibilidad restringida y limitada a depósitos y estaciones de transferencia, entre otros.

Las vías y los canales navegables interiores también se verán afectados. Las inundaciones provocarán la suspensión de la navegación, daños a las instalaciones portuarias y a las obras de protección; se presentarán cambios de sedimentación y cambios en la morfología de las vías navegables, mientras que los bajos niveles de agua durante las sequías inhabilitarán el acceso de buques grandes, cortando importantes líneas de suministro y causando costosos retrasos e interrupciones; este ha sido el caso, en el 2023, del Canal de Panamá, que maneja alrededor del 5% del comercio mundial.

Sin embargo, el CCG creará nuevas oportunidades para las nuevas redes de transporte marítimas y de comercio, debido a la apertura de nuevas rutas marítimas en el Círculo Polar Ártico: “El Nuevo Mediterráneo Industrial”. Estas rutas y sus puertos facilitadores enfrentarán desafíos debido a: a) aumentos proyectados en la erosión costera para las costas del Norte de Canadá, la Federación de Rusia y Estados Unidos; b) crecientes dificultades en el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura de transporte en el Ártico debido al deshielo del permafrost y/o cambios en el ciclo de congelación y deshielo del suelo, que provocará hundimientos del mismo, inestabilidad de las pendientes, problemas de drenaje, y afectará la integridad estructural y la capacidad de carga de la infraestructura de transporte, incluidas las carreteras de hielo.

Las pérdidas económicas por daños a la infraestructura e interrupciones o retrasos logístico-operativos, con efectos en las cadenas de suministro interconectadas, serán de gran magnitud. Un reciente estudio estimó los daños promedio anuales causados por tormentas/huracanes/tifones/ciclones a los puertos en todo el mundo en USD$ 3 mil millones, mientras que el riesgo específico de los puertos debido a desastres naturales asciende a USD$ 7.500 millones al año, con USD$ 63.100 millones adicionales de comercio en riesgo. El riesgo sistémico anual para las redes mundiales de transporte marítimo, para la CGS, para CGV, y para la red mundial de suministro de contenedores marítimos, se ha estimado en USD$ 81 mil millones, con (al menos) USD$ 122 mil millones de actividad económica en promedio también en riesgo.

Sin embargo, estas estimaciones de pérdidas no tienen en cuenta el aumento esperado de los peligros derivados del CCG y podrían ser conservadoras, dado que las pérdidas que surgen de un solo evento extremo pueden generar pérdidas potencialmente devastadoras en las regiones afectadas, como lo ejemplifican los recientes ciclones tropicales: el huracán Dorian del 2019 causó alrededor de USD$ 3.400 millones en pérdidas solo en las Bahamas, y una gran fracción de ellas estuvo asociada a la infraestructura de transporte.

El huracán Sandy en el 2012 causó pérdidas por más de USD$ 60 mil millones en New York, New Jersey y Connecticut, incluido el cierre de una semana de las principales carreteras de New York y el puerto de contenedores de New Jersey, y USD$ 2.200 millones en daños y pérdidas a la Autoridad Portuaria, mientras que el tifón Maemi en el 2013 dejó inoperable el puerto surcoreano de Busan durante 91 días.

En el 2017, en Dominica, la infraestructura de transporte se vio significativamente afectada por los huracanes Irma y María, con pérdidas generales que ascendieron al 226 % del PIB y daños/pérdidas en las Islas Vírgenes Británicas estimadas en el 55 % del territorio. En consecuencia, estos daños a la infraestructura portuaria también tienen implicaciones nefastas para la logística de gestión de desastres.

En cuanto a las posibles pérdidas económicas para los puertos marítimos del mundo debido al CCG, se ha estimado el valor total de los activos expuestos en 136 megaciudades portuarias en aproximadamente el 9% del PIB mundial para la década del 2070, y para la década del 2100, entre el 12% y el 20% del PIB mundial, en ausencia de medidas de adaptación.

Por otro lado, el CCG ha acelerado el derretimiento del hielo marino, lo que ha resultado en una reducción de su extensión y una modificación de su composición. Este cambio en la dinámica del hielo presenta una serie de riesgos que ponen en peligro la integridad estructural y provocan accidentes catastróficos en los puertos marítimos del Círculo Polar Ártico. En el ámbito de la ingeniería estructural portuaria y costera, las colisiones con formaciones de hielo representan una amenaza importante y evidente. La presencia de icebergs de gran tamaño y los montículos en las proximidades a los puertos marítimos representan un peligro grave, ya que pueden causar daños a los equipos, rupturas de tuberías o comprometer la integridad estructural de estas instalaciones, lo que en última instancia provoca accidentes y pone en riesgo vidas. La acumulación de hielo flotante alrededor de la estructura portuaria impide las operaciones de transferencia de carga, reduciendo la eficiencia del mismo.

Los icebergs, aunque visualmente impactantes, albergan peligros que podrían tener graves repercusiones para la seguridad marítima, la vida humana y la infraestructura portuaria. La amenaza más evidente radica en las posibles colisiones con buques. A diferencia de otras formaciones de hielo, los icebergs pueden tener dimensiones submarinas sustanciales: de cuatro a cinco veces más grandes que su superficie visible. Esta disparidad implica que incluso una colisión menor con el segmento submarino oculto de un iceberg podría causar daños importantes a los buques, incluidos daños al casco, las tuberías y al puerto marítimo. La imprevisibilidad de los movimientos de los icebergs, influenciada por diversos factores como las corrientes, los vientos y la temperatura del agua, hace que la predicción y detección precisas sean un desafío, especialmente en condiciones de mala visibilidad o de noche.

Además, los icebergs tienen el potencial de inducir olas y corrientes, amplificando los riesgos para los buques y las estructuras portuarias. Por tanto, maniobrar alrededor de los icebergs se vuelve aún más peligroso y desafiante. Incluso una colisión menor con una gran cantidad de hielo puede dañar el casco de un buque, causar daños a la tripulación y potencialmente provocar la pérdida del buque. El hielo flotante pone en peligro los puertos y las rutas marítimas. Plantea el riesgo de dañar o alterar estructuras submarinas, provocar fallas en las tuberías y potencialmente desencadenar accidentes ambientales si los sistemas de transporte de petróleo y gas se ven comprometidos. Estos peligros no solo ponen en riesgo la seguridad humana, sino que también pueden tener graves repercusiones ambientales. Por tanto, la reducción de la extensión del hielo introduce condiciones desfavorables para la estabilidad del hielo alrededor de estructuras hidráulicas y buques, aumentando el riesgo de colisiones y complicando la planificación y predicción de la navegación.

Los montículos, formaciones de hielo aparentemente discretas pero peligrosas, presentan una amenaza sustancial para los puertos marítimos, la navegación, el transporte y la seguridad marítima. Estas formaciones pueden moverse rápidamente bajo la influencia del viento y las corrientes, lo que hace que su detección y predicción de movimiento sean extremadamente desafiantes. En consecuencia, los buques enfrentan dificultades para planificar rutas y evitar áreas peligrosas. Las colisiones con montículos tienen consecuencias graves, causan daños al casco del buque, causan lesiones a los miembros de la tripulación y potencialmente provocando la pérdida del buque. Los montículos contienen bordes afilados y protuberancias submarinas capaces de enredar hélices y equipos. En consecuencia, incluso una colisión menor con un montículo puede poner en peligro no solo la integridad física del buque, sino también la seguridad de su tripulación y cruceristas. Además, los montículos plantean desafíos operativos para las instalaciones de infraestructura marina, obstaculizando el funcionamiento de plataformas de petróleo y gas, puertos y terminales marítimas. Obstaculizan el acceso a los puertos y complican la transferencia de carga, provocan pérdidas económicas y retrasos en las entregas.

Los riesgos del cambio climático para el sector

Finalmente, y a manera de conclusión, el CCG se traduce en riesgos comerciales para los puertos marítimos del mundo; también representan una amenaza significativa para las cadenas de suministro estrechamente interconectadas, con implicaciones de amplio alcance para la sociedad global y las perspectivas de desarrollo sostenible de los países y regiones más vulnerables. La adopción de medidas oportunas de adaptación de manera sistémica debe ser prioridad para todas las entidades públicas y privadas con intereses en el transporte global de mercancías y en el comercio internacional.

Todas las partes interesadas e involucradas en la planificación, en el desarrollo y en las operaciones logístico-portuarias, así como en la infraestructura de transporte costero y portuario, deben tener en cuenta los riesgos e impactos del CCG como parte de sus procesos de toma de decisiones. La colaboración y la participación de una amplia gama de actores será de particular importancia respecto a la evaluación de riesgos e impactos, y la planificación e implementación de medidas de adaptación efectivas, tanto a nivel de instalaciones como en redes y sistemas de transporte locales y globales.

En ausencia de medidas de adaptación eficaces para reducir la exposición y la vulnerabilidad, los riesgos del CCG relacionados para los puertos marítimos del mundo pueden materializarse cada vez más, poniendo en peligro la integridad de las redes de transporte a lo largo de la CGS y provocar daños, perturbaciones y retrasos importantes, así como grandes pérdidas económicas. Los riesgos de daños, retrasos e interrupciones portuarios relacionados con el CCG también pueden tener implicaciones importantes para los seguros, en términos de cobertura, primas y, en última instancia, asegurabilidad de las pérdidas; y para la ejecución de contratos comerciales, así como los derechos, obligaciones y responsabilidades de las partes contratantes que participan en el transporte y en el comercio global.

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