REVISTA PUERTOS Y NAVIERAS – 09/09/2022
Impulsados por la creciente demanda tras la pandemia, las navieras llevan dos años disfrutando de unos niveles récord de rentabilidad y, de esta manera, grupos como MSC, Hapag Lloyd, Maersk o CMA CGM han experimentado unos ingresos muy altos aprovechando las congestiones portuarias y los cuellos de botella en los procesos de carga y descarga.
El indicador Drewry prevé que, entre 2021 y 2023, las grandes navieras obtendrán una cantidad de beneficios similar o superior a las que obtuvo la industria naviera entre 1950 y 2020, un escenario que, desde el sector, aseguran que «solamente se produce una vez en la vida».
Según informa The Financial Times, en los últimos años, con los datos aportados por Drewry, el sector naviero obtuvo una ganancia operativa de 7.000 millones de dólares en 2019; de 26.000 millones en 2020; 210.000 m. en 2021 y, de momento, en 2022, la cifra total asciende a los 270.000 millones de dólares.
Estas ganancias han llevado a muchas navieras a diversificar sus negocios para, por un lado, seguir incrementando los beneficios y, por otro, monopolizar la cadena de suministro para asegurarse que no sucedan problemas como los ocurridos recientemente.
Los ingresos en su negocio de logística se han más que duplicado en los últimos dos años, aunque siguen siendo alrededor de una quinta parte del nivel de su negocio de contenedores.
Sin embargo, el desempeño de los grupos navieros en una recesión podría verse socavado por el uso de ganancias récord para comprar más barcos. Los buques normalmente tardan de dos a tres años en ser entregados, lo que significa que muchos llegarán en lo que se espera sean condiciones económicas muy diferentes.
La capacidad de los barcos pedidos en comparación con la capacidad actual en el mar ha aumentado de un mínimo del 8 % en 2020 al 28 %, según el especialista en datos Alphaliner.
Una diferencia con las recesiones anteriores es que la industria está más consolidada y los jugadores más grandes tienen más escala y forman parte de redes con otros operadores que les permiten ajustar la capacidad de forma conjunta.
Aún así, el director ejecutivo de Maersk se muestra relativamente confiado, ya que espera que la congestión crónica de la cadena de suministro comience a disminuir a fines de este año. “No veo un aterrizaje forzoso para Maersk. Si la demanda cae mucho, tendremos que ajustar la capacidad. Sé cómo vamos a actuar en una situación de desaceleración”, dijo.